Por el momento y hasta nuevo aviso, por inconvenientes surgidos en la edición de los posts en esta plataforma (que ya me estaban rompiendo soberanamente), seguiré publicando en "Amores que matan" de FULLBlog.
Disculpen las molestias.Georgie
...y morirme contigo si te matas. Y matarme contigo, si te mueres... Porque el amor cuando no muere, mata. Porque amores que matan nunca mueren... (fragmento de "Contigo", de J. Sabina).
Por el momento y hasta nuevo aviso, por inconvenientes surgidos en la edición de los posts en esta plataforma (que ya me estaban rompiendo soberanamente), seguiré publicando en "Amores que matan" de FULLBlog.
Disculpen las molestias.
Febrero 4, 1869
Priscilia, mi amor:
Necesito decirte, ante todo, que mis sentimientos por ti son los más fuertes que he sentido por cualquier persona en este mundo. Que nada ni nadie podrán alterarlos jamás. Aunque los acontecimientos que voy a relatarte se empecinen en ponerlos a prueba…
Fui víctima de una vislumbrada traición. Lord Cheseline, con quien mantengo una vieja rivalidad desde hace tiempo, me ha tendido una trampa. El muy villano se las ha ingeniado para meter sus narices en donde no debía y ha hallado la manera de abrir el cofre en el que guardé tu misiva. Este endiablado personaje, cuya función es la de ser administrador de los bienes y la fortuna de la familia de mi esposa, ha aparecido en escena con la misión de extorsionarme vilmente. Sabes bien que Cheseline, me odia desde el día en que yo fui el elegido (y no él) para desposarla. Imagínate…ella era la llave que le hubiera permitido alzarse con su fortuna y bienes. Sus dos hermanos están tan ocupados en despilfarrar sus vidas entre el opio y las mujerzuelas que, prácticamente, no tienen incidencia en las decisiones patrimoniales. Se han dejado embaucar por Cheseline cual si fueran niños de pecho. Que ahora, disfrazando su ambición con ropajes de falsa rectitud, me ha amenazado con sacar a la luz mi relación contigo. Todo con la única intención de desprestigiar mi imagen ante nuestros socios comerciales… Entre los que se encuentra, bien lo sabes, tu padre…
Lo que menos me interesa, amada mía, es mi reputación. Sé que esta relación comercial me ha traído dividendos importantes. Pero tampoco voy a privilegiarla. Lo que no puedo permitir, hermosa Priscilia, es que mancillen tu nombre, involucrándote en una situación indecorosa. Y lo que no puedo perdonarme es haber sido lo suficientemente torpe por no preservarte…
He tomado una decisión. Ojalá la entiendas, mi niña. Me batiré a duelo con Cheseline. Quizá cuando esta misiva llegue a tus manos ya se habrá resuelto la contienda. Podré haber salido airoso… En dicho caso, te anticipo, dejaré todo aquí, en Chicago… Esposa y fortuna. Ambas, vestigios de una vida errada que ya no me pertenece. Y marcharé hacia Bristol a encontrarme contigo. A iniciar una nueva vida. A compartir contigo, mi amada, los buenos años que nos esperan.
Si, por el contrario, la suerte no está de mi lado, te cuento que no permitiré, bajo ningún motivo, que ningún inmoral ensucie tu honor con su mala saña… He hecho los arreglos pertinentes para que un chacal silencie a la voz difamadora. Sólo a ti lo confieso. Conoces de mi amor, de mi entereza… Debes saber, también, de mis miserias y debilidades. Al menos me llevaré el consuelo de haber conocido el verdadero amor. De haberme perdido alguna vez en las profundidades de tu mirada, haber acariciado con la mejor de las dulzuras tu piel urgente de mí, y sobre todo, el haber sido cobijado por ti en el mejor de los refugios: tu corazón.
Te adoro.
Tuyo, siempre tuyo
John
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Abril 25, 1870
Mi querido señor:
Duelo es la palabra que tengo resonando en la cabeza. De duelo están mi corazón, mi alma y mi cuerpo.
Hace un año que usted se ha ido, de la manera más cruel que el destino pudo poner frente a mí. No he podido ni siquiera despedirlo, mirarlo, tocarlo… escuchar aunque sea su voz unos minutos. La vida se me hace de pronto como una burla despiadada que insiste en la incompletitud de mi existencia y en mi permanencia en el reino de los mortales a pesar de todo.
Casi cualquier medio es válido para tratar de dejar este mundo, menos el de quitarme la vida. Usted sabe cómo he amado la vida, a tal punto de arriesgar mi porvenir por nuestro amor.
No lo puedo negar, en su ausencia me he abandonado un poco. Mi piel ya no luce tersa. Es un saco reseco que contiene mis vísceras, huesos y lo que queda de mi cuerpo. Emilie ha hecho esfuerzos descomunales para alimentarme, hacerme levantar por las mañanas y sacarme en las tardecitas para tomar aire. Debo decir que mis ratos fuera de la casa han sido aferrándome a este manojo de hojas, casi cuatrocientas, enlazadas con una cinta roja, la misma con la que usted anudó el primer ramo de flores silvestres que me regaló. Una carta por día, algunos días dos. Algunas están borroneadas por mis lágrimas, otras arrugadas por la impotencia y la bronca, ninguna escrita sin este amor inconmensurable que siento por usted.
Mis días se sostienen gracias a esta comunicación que usted y yo tenemos. Unilateral de momento, aunque tengo mis serias dudas de que mis palabras salidas del corazón no lleguen de alguna manera celestial hasta su alma.
Temo que de tanto invocarlo, usted realmente no pueda descansar como es debido. He ido constantemente al oficio religioso de los domingos. A pesar de haber incurrido en pecado, pido a Dios por su redención, por la mía y egoístamente por la inmortalidad de nuestro amor.
Esta es la última carta que le escribo. Este tiempo me he aferrado a usted de todas las maneras posibles. Hoy entiendo que mi amor es puro y eterno, y que nada de lo que me ocurra en esta vida lo modificará ni lo desgastará.
Sueño en secreto con otra vida luego de ésta. Mi sueño es más o menos siempre igual. Usted y yo nos encontramos, somos libres, y nos miramos…. nos reconocemos y ni siquiera hace falta que nos amemos, eso ya lo llevamos dentro nuestro. Lo llevaremos vida tras vida, buscándonos y encontrándonos…..con distintos nombres, distintas pieles, la misma esencia, el mismo sentimiento.
Mi querido amado, mis futuros días no me deparan mayores alegrías ni pasiones. Mi único destino posible es el camino del silencio, del confinamiento y de la servidumbre a Dios.
Hoy comprendo que no he perdido su amor, tan solo su presencia física. Esa certeza es la que hoy me mantiene viva. Es su amor y el mío trascendiendo.
Siempre suya mi amor, hoy en alma y espíritu.
Lo amo eternamente.
Suya para siempre.
Priscilia.
El Perro & Georgie
Era el cumple de quince de mi sobrina Milagros. Y mi hermana Carolina ya lo había adelantado...
-Para el cumple de Mili, tiro la casa por la ventana...
-A vos sola se te ocurre, en esta época de vacas flacas, gastarte tus últimos cartuchos en una celebración así... Alquilar este salón con el jardín que tiene...el DJ, las luces, encargarle el cattering a Marga... Y encima, un show en vivo... Cuánto te sale todo esto?
-Qué importa..? Es una vez en la vida. Le viste la carita a la nena? Espera su fiesta como si fuera lo único importante en la vida...
-Sí...está re feliz... Pero...y después?
-Después? Qué sé yo! Dios proveerá...
Durante meses fue casi el único tema de conversación. Que los preparativos, que el vestido, que los souvenirs... Todo perfectamente calculado. Cuidando cada detalle para no pifiarle en nada. Como si la fiesta de Mili fuera el objetivo de la vida... Y bien que había pensado en todo. La comida, de primera. La música, de diez. Ese vestido negro la hacía lucir radiante. Hasta se le animó a la dieta y logró bajar como quince kilos. Desde que quedó viuda no la había vuelto a ver feliz... Y esa noche, brillaba. Se nota que no había escatimado en nada. Yo siempre le rompí con que cuidara el mango, que no malcriara tanto a Milagros... Única hija, con padre pasado a mejor vida, con madre condescendiente y culposa... Menos mal que su tío es un ratón, que si no... La crisis del 2001 y los dos divorcios habían logrado que me convirtiera en el último ejemplar consciente de la familia... En realidad, un ejemplo de nada. Pero austero como el mejor... En cambio, el resto... Carolina siempre gastó más de lo que ganó. Y todo para la nena... Mis dos hijos, bien aleccionados por la mamá, me chupan hasta el último centavo. Y la crisis financiera internacional se ocupa del resto...
-Che, amargado...no venís a bailar?
-Dejá, Caro... Estoy bárbaro con mi novia, sentadito, mirando...
-Mirando? Ja ja. No tomés tanto que ya vas por la segunda novia... Hablando de novias...la viste a Leticia?
-Qué Leticia?
-Bobo...tu noviecita de la secundaria...
-El corchito erótico? Noooo! Pará que me escondo...
-No te gastés...ya te vió. No la reconociste? Claro...está cambiada... Platinada, delgada...y un poquito estirada, también...
-Y alta como una modelo, también... No me jodas... Qué hace acá? Quién la invitó?
-Yo, salame... O no te acordás que éramos compañeras en el cole?
-Pero si no se vieron nunca más...
-Porque ella se fue a vivir a Suiza, con los abuelos, después del accidente en el que murieron los padres...
-Nunca me enteré de nada... No, en serio... Dejá... que no estoy para nada ni nadie... Lo único que me falta, ahora... Reencontrarme con antiguos amores...
-Vos te la perdés, bobito...
Y se rajó a bailar. Me quedé pensando en que mi hermana tiene una energía a prueba de todo... Todo lo que planificó, organizó, ejecutó... Y todavía, con pilas para comandar el trencito y saltimbanquear de acá para allá. Allá iba ella. Gorrito en la cabeza, matraca en una mano, corneta en la otra y veinte boludos colgados de su cintura... Uy! Qué ganas de mear..!
Mientras meaba, me dí cuenta que las cosas tenían movimiento, como dice Baglietto... O será por lo que chupé? Porque el mingitorio, el techo, la pileta y el seca-manos iban y venían... No. Mejor salgo al jardín a tomar un poco de aire...
Ahora sí... Con un puchito, estaría completo... A ver, me quedan dos... Uno, para ahora. Y el otro, para...
-El otro, para mí... Nunca viene mal tener uno de más, no? Nunca se sabe lo que el destino nos puede deparar...
-Leticia? Qué hacés por acá?
-Quise fumar y me dí cuenta que no había traído cigarrillos... Me dije con suerte, en el jardín, podré encontrar a alguien que me pueda convidar. Pero fuego, tengo... También para vos...
-Pero...qué sorpresa, che! Mi hermana me dijo que estabas, pero nunca te hubiera reconocido... Estás muy...
-Cambiada?
-Sí, cambiada... Vos no estabas en el exterior?
-Viví en Suiza. Luego en Francia... Me casé con Pierre, mi marido... Tuvimos dos chicos. Me divorcié. Canadá, Estados Unidos... Otra vez Francia, otro amor...otro desamor... Luego Méjico... Y hace quince días volví a la Argentina, de paseo. Trabajo en una multinacional, una empresa de agroquímicos, con sede en Guadalajara. Tengo un cargo importante. En dos semanas vuelvo al ruedo. Pero no quise dejar pasar la oportunidad de visitar a Caro... Y por nada del mundo me perdía la fiesta de Milagritos...
-Pero...vos tenías contacto con ellas?
-Con Caro? Obvio! Hace cuatro o cinco años que chateamos todas las semanas... Pero, verla? No, no...
-Guau... Qué loco, no? Nunca me dijo nada...
-Y por qué habría de hacerlo? No obstante, te digo...sé todo acerca de vos... De tus hijos, de tus divorcios... Entramos? Está comenzando a llover...
-Dale...
Entramos. Y nos prendimos en el furgón de cola del último trencito de la noche. Todavía aturdido por el vino y la sorpresa, alcancé a ver como mi hermana me guiñaba un ojo y desaparecía por el otro costado del salón. El trencito que se desmembraba...unos por acá, conmigo... Otros por allá... Y Leticia, con ellos... Uno de mis hijos acudió en mi auxilio y me salvó de quebrarme una pata con el escalón del desnivel...
-Papá, nos llevamos el auto...
-Pará, pará... Quién maneja?
-Yo... No tomé nada...
-Seguro, no? Mirá que no quiero ir a buscarte después a...
-Si te lo llevás vos, y te paran, cagaste... No jodás, viejo...
-Está bien...pero me dejan en casa...
-No, Pá... Estamos con dos chicas... Dale...tomate un tacho...
Después de maldecir por un largo rato el haberles enseñado a manejar, el tener el sí flojo y el haber perdido de vista a Leticia, agarré el saco, saludé a mi sobrina, a mi hermana, al resto de la parentela, amigos, conocidos y demás deudos, y atravesé el salón. Una última mirada. Nada. Ni rastros de mi amiga. Crucé la puerta de entrada y me recibió el chiflete del invierno. La lluvia y el viento eran dos hermanos, corriendo furiosos por el terraplén... Y de golpe me ví, como el viejo Matías, en un banco oscuro, mojado y mugriento, esperando al veintiúnico tachero que pudiera pasar por allí. Pensé Maldición! El puto va a tardar como media hora, y yo acá, mojándome como un bolu...
-Lo llevo, señor?
Me sorprendí. Esperaba un taxi medio pedorro, y no esa nave francesa de última generación. Un tachero con cara de sueño, y no a una platinada bajita con cara de pícara...
-No la comprometo, no?
-Faltaba más... Será un placer...
Subí. Me ajusté el cinturón, sonreí, y antes de que arrancara, le pregunté:
-Me podrá alcanzar hasta casa, después?
Me miró. Sonrió. Y me contestó:
-Sí, sí... Prometo que mañana, antes del mediodía, lo llevo...
Georgie