domingo, 29 de junio de 2008

El Costado Femenino

Posteado el 20 de noviembre de 2007.
A falta de inspiración, vuelvo al ruedo con uno de los posts más leídos en la plataforma de Full Blog. Ojalá les guste...


La película era de amor. Una comedia romántica, más precisamente. En ella, el protagonista encontraba la felicidad fuera de su tiempo, fuera de su espacio. La vuelta a la realidad lo sorprendía, lo condenaba al desamor y a la tristeza de haber perdido lo que más deseaba... Sin embargo , el destino le reservaba una última oportunidad. Quizás era posible cambiarlo. El final, abierto, le daba paso a la esperanza...

Frente a la pantalla, Carlos se esforzaba por contener el llanto. Luchaba, luchaba, hasta que se dejó vencer. Primero fue una lágrima solitaria, corriendo lentamente sobre su mejilla. Luego llegarían la segunda y la tercera. Mariela, al advertirlo, lo abrazó bien fuerte. Como queriendo protegerlo. Y lo contuvo. Y lloraron juntos un rato largo. Y los besos fueron salados. Dulces y salados. Inolvidables...


Por qué los hombres no podemos llorar? Qué nos hace diferentes? Por qué no liberar esa emoción que nos gana?

Desde que el mundo es mundo, nos hemos sentido "rudos, machazos e imperturbables". Cualquier atisbo de emoción, la mínima muestra de congoja, debían de ser ocultas tras una máscara de "fortaleza", caracter que nos acompañó por los siglos de los siglos, buscando diferenciarnos del "sexo débil", quien sí se permitía la licencia de dejar verter el sentimiento a cántaros, a veces, hasta para conseguir sacar ventaja de la situación. En cambio, nosotros, estuvimos condenados a poner garra y huevo. Mucha garra y mucho huevo. Pero la sensibilidad cero siempre fue patrimonio personal del hombre, del macho. En toda sociedad y bajo cualquier circunstancia.

Para ilustrar el tema, déjenme contarles de una vivencia personal. Hace unos meses me reencontré con un compañero del colegio secundario, quien vive en el exterior. Nos escribimos e-mails, y al enterarse de que estaba armando un blog con esta temática, me contacta para comentarme que él me aceptaba igual, que tenía muchos amigos también gays. Por supuesto que le seguí la corriente, y es el día de hoy, que sigo disfrutando de "mi condición".

Hay suficientes motivos para dejar brotar las emociones. Ser sensibles nos abre la puerta del alma. Nos acerca a nuestro interior y lo conecta con el afuera. Ser uno, y uno mismo. Nos da chapa de autenticidad, y quien es auténtico, vive más. Por otro lado, nos aleja del stress, nos quita de encima la pesada carga de la cotidianeidad, y quien vive liberado, vive mejor. Y por último, y parafraseando al flaco Spinetta, en el sentido de que todo lo que hacemos los hombres es para conquistar a las mujeres, tengamos en cuenta que a ellas les encantan los hombres demostrativos. Tener a su lado a un sujeto sentimental, las irradia de ternura, y encima, las pone muy "hot". No vale la pena, entonces?

Muchachos, seamos consecuentes. Es hora de quitarnos de encima los pesados grilletes que arrastramos desde que la historia es historia. Así como hemos adoptado cremas para rostros y manos, tinturas, depilaciones de pecho y axilas, perfumes, colonias y lociones, y nos hemos convertido en metrosexuales, démosle lugar a las emociones para que encuentren una salida. La salida natural. No tengamos miedo a llorar, a acongojarnos, a sentir y a disfrutar. Recuperemos el tiempo y espacio perdidos. Paradójicamente, y le pese a quien le pese, los vamos a encontrar en nuestro "costado femenino".

Georgie

4 comentarios:

Marcela, de Mujeres de 40 y más! dijo...

Georgie,
Este post me había gustado mucho porque es tan real y prohibido llorar en el mundo masculino, que no tiene sentido.
Si una emoción embarga y sacude las fibras más íntimas, ¿por qué dejar de expresar semejante torbellino de sensaciones? ¿Por qué tragar saliva y contener el llanto?
Como los hombres tienen este costado femenino, puedo decir que las mujeres también tenemos nuestro lado masculino algo acentuado en determinadas circunstancias, porque de no hacerlo en un mundo tan machista, no podemos siquiera permanecer de pie.
Chau flaco, que sigas bien. Un abrazo.

(Ups perdón, me salió el señor de adentro).

:)

Stella dijo...

Mi papá siempre lo decía, los hombres también lloran!
Y está muy bien que así sea!
En definitiva, el dolor que no se saca, queda adentro y a la larga enferma el cuerpo y el alma!

Besiiiitos

Georgie dijo...

Gracias Marcela y Stellita,
Sé cómo piensan muchas de ustedes, mujeres, en el sentido de que lo ven como algo bien natural. Pero, con los hombres, es más complicado... Tenemos una tendencia ancestral a ocultar las emociones. A reprimirlas... Es más. Me cuesta mucho a mí expresarlas en público. A pesar de que hace un tiempo ya que me propuse exteriorizarlas más.
Creo que todo se trata de ejercitarlo. Pero, en principio, todo pasa por asumirse, y profundizar todos nuestros costados...
Un beso grande a ambas!

Nadie dijo...

La única vez que me sentí cerca y conectada con mi padre, fue durante una charla en la que terminó llorando a moco tendido.

Entiéndase bien: amo a mi padre, pero su coraza de hombre duro pone distancia entre nosotros.

Está bueno llorar, mostrar a los demás lo que sentimos, tanto los hombres como las mujeres.