Claro que, para llevarla a cabo, dejamos un poco de lado algunas cosas. Como por ejemplo, el blog, las visitas a páginas de gente que estimamos mucho, y que entiendo, van a saber disculpar nuestra ausencia.
Así que, Jorge, basta de hacer la plancha, a ponernos las pilas, y a volver a darle duro al teclado...
Cerremos el diario, que no hay mucho bueno que leer. Tampoco vas a poder hacer demasiado para cambiar la realidad. Primero...no tenés veinte años. Segundo, tu norte en la vida no pasa por ahí. Cambios personales? Puede ser... En tanto se ajusten a tus necesidades, ahí sí te puedo poner unas fichitas... Pero ojo, que no es tan sencillo... Aunque te noto inquieto... No me digas que... Uy! Otra vez? Y ahora, qué tenés pensado?
Vayamos por partes. Está bien que seamos uno, pero que nos disociemos para abarcar más. Vos laburás, yo escribo... Vos manejás el auto, yo miro a las chicas... Vos dormís, yo sueño... Con la dama de rojo nos entendemos bien... Aparte de ser ella lo suficientemente generosa como para hacernos un lugar a ambos... Hasta ahí, todo bien. Pero no abusemos de nuestra condición dual. Yo ya sé lo que pasa. Te metés en camisa de once varas, y al final terminás de embarullarme a mí también. Ya te conté de nuestras lectoras, sus comentarios... Nos extrañaron, Jorge. No van a bancar tantas ausencias. Qué? Que no va a ser algo tan absorbente? Bueno...si vos lo decís...
Señoras, señores...lamento decirles que... O no, quizás celebre en anunciarles que... a mi otro yo, a Jorge, parece que otra vez le está picando el culito...
Georgie