miércoles, 15 de abril de 2009

Enamorada del amor

Ella era lo que se dice una verdadera enamorada del amor. Los domingos corría hasta el kiosco de diarios de la esquina y se abalanzaba sobre la pila de los Clarín, de allí a la Viva, de allí a su casa y, capuchino mediante, a devorar el horóscopo... Géminis. Amor: Un príncipe azul puede estar esperándole a la vuelta de la esquina...


Claro...al no especificar esquina, podía estar en cualquiera! A gastar las zapatillas, entonces. Y allí se lanzaba... A recorrer los cien barrios porteños, en un soleado domingo de otoño, a la caza de su esquivo príncipe azul... Que de azul, lo que se dice azul, mucho no tenía... Apenas algún pelo blanco en la barba, mezclado con otros rojizos, que hacían juego con los pocos y largos que venían de la cabeza. Lentes oscuros que disimulaban el color de sus ojos pardos. Un pequeño hueco en el comedor, del lado izquierdo, pecho caído, bolsillos flacos, un paquete de Lemans asomando por el bolsillo de la camisa... Lo que se dice un tirado...aunque ella lo viera rico, alto, rubio y de ojos azules.

Ese domingo terminaron por San Telmo. Caminaron, recorrieron los puestos y hasta hubo tiempo para dos cafés, una cerveza y un par de arrumacos en la parada del bondi...

-Te llamo el miércoles, sí?
-Dale...a lo mejor podamos vernos...

Y el horóscopo, por una vez, dió en la tecla. Valió la pena gastar suela e ilusiones. El amor, ese que tantas veces se le insinuó en miles de gambetas, volvía a aparecer en escena. Sería para quedarse?
* * * * * * * * *

Mièrcoles. Siete menos cuarto de la mañana. Hacía ya dos horas que estaba despierta...y nada. Corrió al teléfono.

-Malena? No llamó...
-Pero pará, loca...qué hora es?
-Las siete menos diez...
-Te mato... Quién no llamó?
-José Luis. El chico del que te hablé...

Así todo el día. En la oficina, estuvo ausente. Con la cabeza en cualquier lado y el alma inquieta, alternando piso y nubes. Al volver a casa, el mensaje en el contestador le devolvió el alma al cuerpo...

-Lucy? Soy José Luis... Me llamás al celular? Anotá...15-52-33-90...

Lo llamó y lo invitó a cenar al departamento. Desafiando todas las consignas sobre prevención y seguridad que Malena le daba regularmente. Para su fortuna, José Luis sólo podía robarle el corazón. Aunque, por supuesto, sin proponérselo. Cenaron. Pollo al horno con papas, dos cervezas, café y arrumacos en la parada...no en la del bondi, precisamente... En lo mejor del amor, sucedió lo inevitable... Se le escaparon una lágrima, un te quiero y dos gramitos de ilusión, casi simultáneamente...

* * * * * * * * *

-Te juro, Malena, que a los hombres no los entiendo... Una está dispuesta a todo. A jugársela siempre. Y ellos, nada. No se comprometen por nada del mundo. A Miguel, por ejemplo...
-No se llamaba José Luis?
-No, ese era el anterior... Te decía, con Miguel iba todo de maravillas. Hasta me presentó a su perro y estuvimos jugando a traer el palito en Parque Centenario... Divino, el perrito... En dos semanas desarrollamos una química especial... No, boluda...con el perro no, con Miguel... No era solamente cama...era amor, del verdadero... No te miento...se sentía en el aire, se respiraba... Te juro, negra, hay veces en que no los entiendo...

Georgie